Día 14: Decidiendo la Motivación del Corazón de Tu Vida
¡Bienvenido al Día 14 de nuestra serie devocional gratuita de 15 días de encuentros sobrenaturales!
Cada día de esta serie tiene tres partes: lee, saber que y ora. Mientras avanzas a través de esta serie, ¡le he pedido a Dios que seas impactado poderosamente y que el Espíritu Santo te lleve a un nuevo nivel de intimidad con Jesús!
Lee:
Filipenses 3:1-21 (Reina Valera RVR1960):
“Por lo demás, hermanos, gozaos en el Señor. A mí no me es molesto el escribiros las mismas cosas, y para vosotros es seguro.
Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que en espíritu servimos a Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne.
Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.
Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley, sino la que es por la fe de Cristo, la justicia que es de Dios por la fe;
a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos.
No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús.
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Así que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si otra cosa sentís, esto también os lo revelará Dios. Pero en aquello a que hemos llegado, sigamos una misma regla, sintamos una misma cosa.
Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros. Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su vergüenza; que sólo piensan en lo terrenal.
Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas.“
Hoy, quiero retarte a que decidas cuál va a ser la motivación fundamental de tu vida.
Debes saber que:
Orgullo. Es una palabra fea, ¿verdad? Y es una actitud del corazón aún más fea. Y sin embargo todos batallamos con él; lo sé porque a mí me pasa así.
Esa es en realidad una de las varias razones por las que creo que el Señor me dijo que hiciera un blog con el nombre de una marca, De Su Presencia, y que nombrara nuestro ministerio como “From His Presence Inc.,” en vez de nombrarlo todo con mi nombre (como a menudo se hace con los nombres de los ministerios). El enemigo, ya de por sí, envía suficiente tentación de ser orgullosa – ciertamente no necesito ver mi nombre engrandecido en las luces.
¿Te identificas?
La tentación de ser orgulloso es fuerte para cada ser humano, sin importar cuáles sean nuestras circunstancias:
- Si logras algo, el enemigo intentará que te sientas orgulloso de ello.
- Si aún no has conseguido ese logro, el enemigo intentará que seas orgulloso, para que no recibas consejos de nadie y no podrás recibir de los demás.
Y junto con la tentación de ser orgulloso viene la tentación de robarle la gloria a Dios.
Cuando nos damos crédito por las cosas, le robamos la gloria a Dios. Cuando disfrutamos de nuestros propios logros, le robamos la gloria a Dios. O al menos lo intentamos.
Y a Dios no le gusta eso.
Isaías 42:8 dice:
“Yo soy el Señor, ése es Mi nombre; Y no daré Mi gloria a nadie demás, ni Mi alabanza a imágenes talladas.”
Dios es extremadamente celoso de Su gloria.
Oh, Él quiere que tú te pongas Su gloria; sí. Él quiere vestirte con ella. Él quiere que tú cargues Su gloria.
Pero eso no significa que nada de ella sea realmente nuestra. Es SU gloria, y Él no la comparte.
Entonces, ¿cómo te mantienes humilde y evitas tratar de robarle la gloria a Dios?
Aquí están las dos cosas que yo hago:
Primero, oro a menudo para que el Señor me haga humilde.
Nunca podríamos orar de más por humildad. El orgullo es un problema del corazón, y es un pecado. Cada vez que notamos orgullo en nosotros mismos, necesitamos arrepentirnos continuamente del orgullo y abrazar la humildad. Y también necesitamos que Dios cambie continuamente nuestro corazón para hacernos humildes.
Pero en segundo lugar, debemos decidir cuál será la motivación de nuestro corazón para nuestras vidas.
La mañana que escribí este artículo estuve orando por la motivación de mi propio corazón.
He estado estableciendo metas para este ministerio durante los próximos años y escribiendo la visión que yo siento que el Señor me ha dado. Y cada vez que establezco metas grandes que honran a Dios, tengo que luchar contra el orgullo y luchar contra la tentación de tomar crédito por cualquiera de los resultados.
Y así, mientras he estado trabajando en la visión de nuestro ministerio, una frase ha estado resonando en mi espíritu al respecto, y la he estado orando muy seguido:
“Que Tu recibas toda la gloria, y yo ninguna.”
Cuando estaba orando por nuestra junta de visión para el ministerio, me sentí guiada a escribir eso en la pizarra – justo en la parte superior. Le estamos pidiendo al Señor que haga cosas grandes y maravillosas. Cosas que Lo glorificarán y Le servirán. Pero TENGO que recordar, siempre, que todo el crédito y toda la gloria es Suya.
Así que escribí eso en nuestra tabla de visión, justo en la parte superior.
Luego, cuando estaba orando por la motivación adecuada, y por humildad, etc., me vino a la mente una segunda motivación del corazón que a menudo he orado a lo largo de los años:
“Que Jesús reciba la recompensa de Su sufrimiento.”
Esa frase se ha apoderado de mi espíritu durante muchos años. ¿Y sabes qué? Realmente TODO es acerca de Jesús. Y es el deseo del Padre que Jesús reciba a una Novia pura y sin mancha, así como cada mal del enemigo, como recompensa de Su sufrimiento (véase Isaías 53).
Así que escribí eso en nuestra tabla de visión también.
Y finalmente, una tercera motivación del corazón me vino a la mente mientras oraba:
“Que Jesús sea enaltecido.”
Así que escribí eso también.
Y decidí mantener estas tres cosas escritas frente a mí para que me recuerden cuál es la motivación de mi corazón de por vida.
Que Él reciba toda la gloria, y yo ninguna; que Jesús sea enaltecido; y que el Cordero que fue sacrificado reciba la recompensa de Su sufrimiento. Es por ESO que yo trabajo. Por eso sigo Su llamado. No para mi propia gloria. No para “construir un ministerio.” No para ganarnos la vida. No por ninguna otra razón que más que estas tres simples cosas… y necesito recordar esas cosas.
¿Cuál es la motivación de tu corazón para esta vida?
Tal vez nunca antes habías pensado en todo esto. Y está bien; pero hoy es el día para hacerlo. ¿Qué deseo interior profundo te impulsa – o te impulsará – a través de la vida?
Tú no tienes que dejar que tu carne decida esto. Tú puedes decidirlo con tu espíritu, por influencia del precioso Espíritu Santo.
Te reto a que lo hagas. Te insisto con urgencia a que hagas esto.
Te DESAFIO a que lo hagas.
¿Cuál será la motivación de tu corazón? Decide; y después escríbelo.
Una vez que lo hayas hecho, puedes utilizar la motivación que elegiste como el compás para todo lo que hagas por el resto de tu vida. Eso hará toda la diferencia del mundo.
¿Lo harás?
Ora:
“Padre Celestial, en el nombre de Jesús, te entrego mi corazón una vez más esta mañana. Jesús, sé Señor en cada área de mi vida hoy, por favor. Te entrego mi voluntad a Ti y me humillo ante Ti.
Señor, por favor hazme humilde. Dame un nuevo corazón que te busque a Ti y a tu gloria en todas las cosas. Por favor, glorifica Tu propio nombre en mi vida. Es mi oración que Tu recibas toda la gloria, y yo ninguna.
Ahora, Padre, mientras escucho, por favor, háblame sobre la motivación de corazón que Tu quisieras hacerme elegir para guiar mi vida. Gracias Padre. En el nombre de Jesús, amén.”