¡Bienvenido al Día 1 de nuestra serie devocional gratuita de 15 días de encuentros sobrenaturales!
Cada día de esta serie tiene tres partes: lee, saber que y ora. Mientras avanzas a través de esta serie, ¡le he pedido a Dios que seas impactado poderosamente y que el Espíritu Santo te lleve a un nuevo nivel de intimidad con Jesús!
Lee:
Ruth 1:1-17
Versiones:
Reina Valera RVR1960
Reina Valera Actualizada RVA2015
Aconteció en los días en que gobernaban los jueces que hubo hambre en el país. Entonces un hombre de Belén de Judá fue a vivir en los campos de Moab, con su mujer y sus dos hijos. El nombre de aquel hombre era Elimelec; el nombre de su mujer era Noemí, y los nombres de sus dos hijos eran Majlón y Quelión. Ellos eran efrateos de Belén de Judá.
Llegaron a los campos de Moab y se quedaron allí. Pero Elimelec, marido de Noemí, murió; y ella quedó con sus dos hijos, los cuales tomaron para sí mujeres moabitas. El nombre de la una era Orfa; y el de la otra, Ruth. Habitaron allí unos diez años. Y murieron también los dos, Majlón y Quelión, quedando la mujer sin sus dos hijos y sin su marido.
Entonces Noemí se levantó con sus nueras para regresar de los campos de Moab, porque oyó allí que el SEÑOR había visitado a su pueblo para darles pan. Salió con sus dos nueras del lugar donde estaba, y emprendieron el camino para regresar a la tierra de Judá. Entonces Noemí dijo a sus dos nueras:
—Vayan y regresen cada una a la casa de su madre. Que el SEÑOR haga misericordia con ustedes, como la han hecho ustedes con los difuntos y conmigo. El SEÑOR les conceda hallar descanso cada una en la casa de su marido.
Luego las besó, y ellas alzaron su voz y lloraron. Y le dijeron:
—Ciertamente nosotras volveremos contigo a tu pueblo.
Y Noemí respondió:
—Vuélvanse, hijas mías. ¿Para qué han de venir conmigo? ¿Acaso tengo más hijos en el vientre que puedan ser sus maridos? Vuélvanse, hijas mías, vayan; porque yo ya soy demasiado vieja para tener marido. Aunque dijera que tengo esperanza, y si esta noche yo tuviera marido y aun diera a luz hijos, ¿esperarían ustedes hasta que crecieran? ¿Han de quedarse sin casar por causa de ellos? No, hijas mías, mi amargura es mayor que la de ustedes, porque la mano del SEÑOR se ha levantado contra mí.
Entonces ellas, alzando su voz, lloraron otra vez. Luego Orfa besó a su suegra, pero Ruth se quedó con ella. Noemí le dijo:
—He aquí, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a sus dioses. Vuélvete tú tras ella.
Pero Ruth respondió:
—No me ruegues que te deje y que me aparte de ti; porque a dondequiera que tú vayas, yo iré; y dondequiera que tú vivas, yo viviré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, yo moriré; y allí seré sepultada. Así me haga el SEÑOR y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre tú y yo.
¿Qué vas a renunciar?
Debes saber que:
Si buscas caminar en lo sobrenatural con Dios, siempre habrá un momento en el que debes tomar la misma decisión que tomó Ruth. Si lo logras, puedes proceder con Dios… y tener abundancia y bendición, también.
Si no haces esta elección, vas a retroceder. Volverás a los viejos caminos, a la tierra antigua, a la misma miseria.
Quedarse inmóvil no es una opción.
Entonces, ¿cuál es la decisión que está frente ti? Solo ésta: ¿A qué renunciarías por causa de Cristo?
Ruth estaba dispuesta a renunciar a todo. Ella dejó atrás a su familia. Ella dejó atrás su cultura y sus tradiciones. Ella dejó su casa. Abandonó todo lo que el mundo exterior valoraba, todo por seguir el camino de Dios.
Entonces, ¿a qué estás dispuesto a renunciar?
• ¿Renunciarás a tu derecho de preocuparte por tus circunstancias y decidirás confiar en Dios y declarar en fé sin importar lo demás?
• ¿Renunciarás a tu derecho de ser correcto para humillarte bajo la poderosa mano de Dios?
• ¿Renunciarás a tu derecho de hacer lo que quieras con tu tiempo para buscar a Dios con tu tiempo?
• ¿Renunciarás a tu derecho a un buen trato, para completar los sufrimientos de Cristo en tu propia vida?
Marcos 8: 34-37 dice:
Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?
Hay una elección que tú y yo debemos hacer. Debemos hacerlo de una vez, y luego debemos hacerlo diariamente. Esa elección determina si seremos discípulos de Cristo o meramente seguidores de Cristo.
¿Qué elegirás hoy? Reflexiona en tu respuesta. Medita en ella. No tomes esta decisión a la ligera. Y después, habla con el Señor al respecto y verbaliza tu elección a Él.
Ora:
“Padre Dios, en el nombre de Jesús, elijo este día para hacer de Jesús el jefe 100% absoluto de mi vida. Elijo inclinarme y ceder todo a ti. Elijo obedecerte en todo. Por favor, ayúdame a llevar a cabo esta elección en cada momento de mi vida desde este momento en adelante y para siempre. Tráeme convicción y ayúdame mientras camino contigo. En el nombre de Jesús, amén”.
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